martes, 24 de septiembre de 2013

El genio, el pez, el árbol y el estúpido...


"Cada uno es un genio. Pero si juzgas un pez por su habilidad para trepar un árbol, vivirá toda su vida creyendo que es estúpido"

Albert Einstein


Leí esta frase y me impactó.
Se me descorrió el velo de la ignorancia y me di cuenta que muchas veces juzgué al pez por su habilidad para trepar un árbol y muchas veces fui juzgada de igual forma. Qué injusto, no?

Pensaba en lo complejo aunque finito de nuestro raciocinio. Somos superiores a los animales, podemos pensar, considerar muchas variables y tenemos el albedrío... pero no alcanza. Jamás tendremos la vista TOTAL y OBJETIVA para juzgar con justicia sobre un hecho o una persona.

Recordé una vez más la importancia de buscar siempre, ante un hecho, la mayor cantidad de variables y en utilizar recursos como la famosa y tan conocida frase "antes de hablar hay que ponerse en los zapatos del otro".

Ojo, no siempre se trata de analizar todo esto para juzgar, muchas veces también.. se trata de aplicar este método para tomar decisiones.

Y acá llegamos a un punto vital, algo que literalmente afecta y afectará nuestra vida. LA EDUCACIÓN.
Cuánto más nos educamos, más respetamos a los demás y valoramos las diferencias que existen entre nosotros, pues reconocemos con humildad que de estas diferencias podemos enriquecernos, podemos ver qué es lo que el otro consideró y pensó que yo no vi ni se me ocurrió, podemos aportar ideas, podemos tomar ideas que funcionaron en otros.

Una buena educación nos permite saber que si somos peces nuestra mejor destreza no será justamente trepar árboles, pero sí tal vez, nadar en aguas turbulentas. Nos permitirá edificar sobre nuestras fortalezas y minimizar nuestras debilidades. Y también nos permitirá aceptarnos, amarnos y valorarnos y por ende, entonces aceptar, amar y valorar al otro.

Y ya con esta conclusión me despido... qué importante es cuidar a nuestros hijos de estos comentarios, de estos juicios injustos que se pueden transformar en etiquetas, imposiciones y mandatos que trastornan y retrasan su progreso y edificación de carácter.

Así que me desafío y los desafío a que la próxima vez que sintamos el deseo de cuestionar a alguien por algo puntual que no sabe hacer, demoremos ese juicio fácil y rápido que se hace sólo por el mero hecho de pronunciarse ante algo, de opinar... y pensemos... que tal vez no sea el mejor trepador.. pero puede ser el mejor velocista, por decir algo.


Cariños!!

1 comentario:

Fiaris dijo...

Cuanta verdad en tus letras,abrazo